Cómo resumir una obra que está considerada una de las distopías cumbre del género, cómo transmitir cada reflexión y cada idea que se desprende de sus páginas, cómo retratar la genialidad y lo visionario de su autor. Pocas novelas han conseguido ponerme los pelos de punta como lo ha hecho 1984, y no ha sido porque la historia sea impactante (que en realidad sí que lo es) sino porque nos cuenta cosas que ya sabemos, cosas sobre la humanidad y el comportamiento del hombre que asustan más que encontrarse a Michael Myers en un callejón oscuro.
La novela vio la luz por primera vez en 1949, es posible que muchos seáis reticentes a obras tan antiguas pero pienso que 1984 debería ser lectura obligada par todos, sin excepción, y más en los tiempos que corren. Aunque ya tenga tal pila de años su lenguaje no resulta pesado ni arcaico y su estilo es asequible y cómodo de leer. 1984 es una novela política de ficción en la que se retrata un régimen totalitario (que en el momento de editarse la novela presumía de futurista. Para nosotros la fecha en la que se desarrolla la historia quedó muy atrás pero es inevitable trasladarla a un posible futuro).
Esta sociedad se sitúa en una Inglaterra sin pasado y destrozada por la constante guerra que asola Oceanía (donde gobierna el Partido al que se le conoce como Ingsoc). La ambientación es absolutamente deprimente, gris, sombría y gélida y los personajes que se mueven en ella son auténticos fanáticos (ya desde pequeños se les inculca la lealtad y el amor al Partido). Por un lado están los miembros del Partido Exterior, trabajadores al servicio del régimen y de los miembros del Partido Interior. Después, y mucho más abajo, están los proles que son los trabajadores que arrastran la pobreza y la esclavitud desde hace muchos años, y como siempre son imprescindibles para que el sistema funcione y otros puedan vivir cómodamente (¿os suena de algo?).
La cara al partido la pone el Gran Hermano (para que veáis qué poco originales fueron al ponerle el título al famoso reality show). Su rostro está en todas partes, atento con esa mirada escrutadora y penetrante. Pero, ¿existe realmente ese hombre, o es solo un rostro? Winston Smith se hará esta pregunta junto a otras tantas cuando se dé cuenta de que el trabajo de manipulación de la información y la historia que lleva a cabo en su rutina diaria no es más que una farsa del Partido. Pero ¡cuidado!, el Crimen Mental es castigado sin piedad y si se supiera de sus dudas, y de su diario secreto, la Policía del Pensamiento podría arrestarle y llevarle al Ministerio de Amor (que no os engañe el nombre).
Los temas que trata principalmente son el de la manipulación y el control de la mente colectiva. Hay que tener claro que la cuestión no es que la población viva reprimida por el régimen sino de que creen realmente en el régimen. Cualquier noticia o suceso, por muy descabellado o contradictorio que sea, es aceptado por la masa como la única verdad. Es por esto que los dilemas que encuentra el protagonista son precisamente el conflicto entre su raciocinio y lo que supuestamente es real e indiscutible porque el Partido dice que lo es. Todos estos sentimientos se intensificarán cuando conozca a Julia y se enamoren, ya que cualquier demostración de emociones es considerada como un crimen contra el Partido. Tendrán que vivir su romance a escondidas y aun a riesgo de ser descubiertos por la Policía del Pensamiento.
Lean esta novela y verán que no hay tantas diferencias como pudiese parecer con la sociedad actual. La realidad de 1984 es más drástica y extrema pero no se pueden evitar las comparaciones con lo que estamos viviendo en estos últimos años, hechos que cada día se radicalizan más. Que las distopías sean una visión del futuro quedó en el pasado, ahora las tenemos encima.
La imágenes corresponden a la adaptación cinematográfica de mismo título que se estrenó en el año 1984. Hay otras tantas adaptaciones anteriores en el 56 y en el 73 –comedia de Woody Allen-, y otra posterior interpretación del 85 titulada Brazil. Solo he llegado a ver la del año 84 y la verdad es que me ha parecido una buena adaptación, aunque os recomendaría leer antes la novela para entenderla mejor.
El gatito Baldomero dice:
¡Está genial!